sábado, 7 de abril de 2007

Huellas de dinosaurios y pinturas rupestres






Hoy he conectado con el pasado mas ancestral de la humanidad, me he acercado a la prehistoria en un día húmedo y gris. La excursión con algunos miembros de la pandilla basura (así es como nos apodamos el grupo de amigos y amigas que nos conocemos desde la facultad) a visitar las huellas de dinosaurio del yacimiento del Tambuc en Millares y posteriormente las pinturas rupestres de la Cueva de la Araña, ha sido toda una experiencia ya que nunca antes había visto vestigios de estos seres en la realidad. La huellas tienen una edad aproximada de 80 millones de años y constituyen una de las últimas evidencias de la existencia de estos animales, previa a su repentina desaparición en el cretácico tardío. Las huellas de Millares se integran en la candidatura de Icnitas de Dinosaurios de la Peninsula Ibérica, IDPI, que se suman a las muestras de otras comunidades , como la Rioja, Aragón o Navarra.
Hace unos 80 millones de años, la línea del primitivo Mar Mediterráneo estaba dominada por amplias llanuras litorales, que quedaban al descubierto durante los periodos de marea baja, como el caso del Tambuc, que era una playa. Así estas zonas podían ser transitadas por grupos de dinosaurios, que al pisar un sedimento parcialmente consolidado, marcaban sus plantas en los tapices de algas que cubrían la superficie. Si los animales transitaban sobre el sedimento blando y húmedo, capaz de deformarse, como arena o fango, las huellas quedaban marcadas sobre la superficie. Al subir la marea, más cantidad de sedimentos cubrían las huellas, que quedaban así preservadas. Al endurecerse estos sedimentos y pasar el tiempo, las impresiones quedaron conservadas hasta nuestros días. Estas huellas fosilizadas en los estratos se denominan Icnitas, conservadas en rocas sedimentarias. Para que las pisadas se conserven es necesario que sean recubiertas con nuevos aportes sedimentarios, que preserven las marcas de la erosión y exposición al aire. El estudio de las huellas permite estudiar a qué animal pertenece, su tipo, tamaño, zancada y la velocidad a la que iba, con el paso del tiempo, este sedimento se compactaba y transformaba en una roca sedimentaria, que conservará las impresiones. Procesos posteriores de plegamiento y erosión de los estratos permitieron que aflorasen a la superficie las icnitas en cualquiera de sus variantes. El estudio de estas icnitas o huellas permite estudiar a los animales que las produjeron, su tipo, tamaño, paso y zancada, incluso su modo de desplazamiento y velocidad a la que lo hacían. En el caso del Tambuc se ha podido concluir que los dinosaurios marchaban a una velocidad de entre dos y cinco kilómetros por hora y que se trataba de ornitópodos y terópodos de talla pequeña a media.
La rambla del Tambuc se integra en el Parque Cultural de Bicorp-Millares, que se extiende por los sectores este y sur de la Muela de Cortes de Pallás. Este espacio, de accidentada geografía, conserva decenas de conjuntos de pinturas rupestres prehistóricas, como las de la Cueva de la Araña en Bicorp. Sus pinturas son un clásico del arte rupestre levantino y del prehistórico en general. Su descubrimiento se remonta al año 1920. Están situadas en el Barranco de Hongares, afluente del Cazuma. Sin duda alguna la escena que ha dado mayor relevancia a este conjunto es la de la recolección de la miel. En ella una figura humana situada en el extremo de unas cuerdas extrae la miel de un panal situado en un pequeño orificio de la roca. Un enjambre de pequeñas abejas se mueve a su alrededor. En el Arte Esquemático se incluyen motivos en zig-zag y antropomorfos. En las escenas de Arte Levantino predominan las de caza, entre las que destaca una cacería de cabras monteses y representaciones de fauna como ciervos, cabras y un gran toro.

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